domingo, 23 de septiembre de 2012

Ni uno ni otro

- No soy yo- Le dijo ella  al oído mientras él dormía el sueño de la borrachera y el sexo.
- Pero vos te merecés a alguien que se dé cuenta. Y yo también-
-Que se dé cuenta de qué?-, susurró él  entre dientes y sueños mareados
- De lo maravilloso que sos;  de lo maravillosa que soy yo  también.
Yo me doy  cuenta, pero  no soy yo la que se tiene que dar cuenta.Tiene que ser otra.
 Y vos.... vos no te das cuenta de nada. Nunca te diste cuenta de nada.
Yo te voy a seguir queriendo como hasta ahora, y quizás más, por el simple hecho de que estuvimos desnudos  y juntos. 
Y por lo mismo, vos me vas a querer menos, y te vas a alejar, y te vas a dar menos cuenta todavía de lo maravillosa que soy. - 
Y le acarició  el pecho, pero él hacía rato que ya no la escuchaba. Quizás nunca  la escuchó. 
Ella se acurrucó en  su lado de la cama, al borde de  una lágrima.
 Y se rió fuerte  hasta que los pájaros, afuera, la imitaron

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