miércoles, 26 de septiembre de 2012

Juan y José

"Que cosas Juan, tanto rodar y estamos otra vez en donde lo dejamos.
Pero  a ti Pepe, que te quiten lo bailado. Y gracias Pepe por llevarme a bailar"

Creo que lo tengo que dejar en eso. Una anécdota. 
Aunque siento que hay más detrás. Mucho más de lo que  él sea capaz de admitir, o mejor dicho, saber. 
Mucho más de lo que  yo jamás le admita, aunque yo si lo sepa.
Tengo que  aprender a lidiar con  mi falta de taoísmo para estas cosas. O sea, en esperar cosas. Ya sea lo bueno, lo malo, lo cinematográfico, lo trágico. Nada sirve.
Si las expectativas las pudiera bajar a cero, o a lo mínimo posible, no había dolor, y menos, sufrimiento.
La semana  pasada le  dije a él que el sufrimiento era optativo, y aquí estoy, sufriendo por una falta de un llamado, por una realidad que no es y todas esas mierdas.
Desde la lógica sé que no tengo ni que pensar en vivir un romance con alguien tan inestable, que sigue obsesionado de manera casi peligrosa con una ex, que no registra  en su cuerpo  la cosquilla, la quemazón, la duda.
El  problema es que hace poco vi esa película, Amigos con hijos, una  comedia romántica para un domingo a la tarde, y  las putas frases del cine (que son las que siempre me  metieron en problemas)  me quemaron la cabeza. Hay una escena, cuando ya es casi tarde, que el flaco  cae que "la parte del amor es la parte del compartir, de lo de todos los días", y en ese momento pienso en él , y todos los mates lavados que me cebó me dan una acidez capaz de perforar el mármol.
¡Con lo pacata que fui de adolescente! y ahora ando por ahí, teniendo sexo con un amigo y cagándola de  una manera soberana.
O no. Quizás un día deje de  cagarla, y me  enganche con un tipo real yo también. El tiene a  quien amar en su  idealista cabeza, y yo hago algo así con él, pero  no tanto. Quiero creer que no tanto.

Por un momento pensé: yo a esto ya lo viví. Entonces, y como tengo muchas vidas y no las recuerdo todas, fui a los  archivos, a los libros de la buena memoria. Y en mis cuadernos y en mi viejo blog encontré  datos, fechas, sensaciones imágenes  y  descripciones exactas de todo esto!
Parece ser que me condenaron a amar  profundamente a aquellos que no me corresponderán jamás, así que todavia estoy a tiempo de abandonar este barco antes de que naufrague en mis lagunas mentales.
Mis psicólogos estarían orgullosos de mi. 
Y yo también. Aunque esto  lo piense llorando

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